lunes, 30 de junio de 2008

La mirada de Hollywood sobre un terreno ajeno

Si no aparece en E! News no existe. The local scream is not as loud as mine. Hollywood


Al parecer no todos reflexionamos sobre el poder de la influencia del cine hollywoodense en el mundo actual, al menos no lo hacemos lo suficiente. No es difícil plantearse el alcance de dicha influencia, ni notar la evidencia de la certeza de su existencia. La historia nos habla de lo peligroso que puede resultar la ostentación del poder. Hoy me cuesta imaginar a alguien que no admita la hegemonía mercantil, a nivel global, del cine de Hollywood. Algunos casos aislados se defienden valientemente de caer ante la dominación de la cartelera hollywoodense, la India en primer lugar, luego podríamos hablar de la China tal vez, Inglaterra, Francia, Japón pero estaríamos elucubrando. El que posean estos países una industria cinematográfica bastante sólida no quiere decir necesariamente, que las producciones norteamericanas no ejerzan su influencia, que me atrevo a llamar determinación, dada la relevancia que en verdad tienen las películas de los estudios de Los Ángeles en la vida de las diferentes sociedades alrededor del globo.


El cine es uno de los más importante medios de comunicación masivos que existe en nuestro tiempo, los filmes hollywoodenses abarcan en la exhibición cinematográfica mundialmente un porcentaje críticamente alto, si consideramos alertante la concentración del capital, que al final se traduce en poder. Pero ello no es nuestra más grande preocupación, en efecto no podemos considerar gratuito o fortuito el alcance que ha logrado el cine norteamericano. Bien lo señala Paulo Antonio Paranagua en su Tradición y modernidad en el cine de América Latina, no se trata de ver a Hollywood como el villano de la historia, lo que tengo que decir al respecto es que simplemente la industria de Hollywood ha sabido hacer bien las cosas, un grupo de norteamericanos creyeron y pensaron con seriedad en el entretenimiento como empresa y lo hicieron además en un momento de grave crisis económica en los Estados Unidos y en el mundo. El poder que capituló este país saliendo airoso, por decirlo de una muy inadecuada manera, de los conflictos mundiales claramente interviene en el control sobre el mercado internacional, pero es la continuidad y el desarrollo de los estudios asentados en Los Ángeles lo que en sí ha llevado al cine hollywoodense a la posición privilegiada en la que hoy se encuentra, siempre ayudado por agentes que merecen ser nombrados como el avance tecnológico y la globalización, los cuales han sido muy bien aprovechados, o más bien explotados por la industria.


Lo que realmente puede preocuparnos en verdad es lo siguiente: el cine implica un medio de comunicación, la comunicación a su vez el ponernos en contacto con lo demás o, mejor dicho, con lo otro, el flujo de información, el intercambio de ideas y pensamientos; en el caso del cine ese flujo al parecer es unidireccional, la película nos habla y nosotros callamos ante la imposibilidad aparente de responderle, mi pregunta es ¿siempre nos dice la verdad el que se comunica con nosotros a través de un filme? Mediante algo en apariencia inocente que persigue entretener a su público, hacerlo reír, enfadar, llorar, temer, amar, odiar y demás, se nos presentan ideas que consumimos sentados en la butaca de la sala oscura, y como bien lo dicen los hermanos Wachowski en su V for vendetta (producida y distribuida por la Warner), las ideas son poderosas, los hombres mueren, las ideas no. Es interesante cómo una cita acaba de ilustrar absolutamente todo mi punto.

Las películas representan una visión de las cosas, un punto de vista que parte de un autor que en el caso de lo cinematográfico es bastante abstracto pero que siempre maneja de alguna u otra manera, ciertas líneas ideológicas, pensémoslo sobre todo tomando en cuenta un cine como el de Hollywood que cumple con una serie de exigencias formales por ser eminentemente un cine comercial, y no hablemos del independiente que suele tener otras connotaciones. En ese sentido es importante preguntarnos hasta qué punto podemos a través de las películas estar viendo el mundo entero con los ojos borrosos, si lo conocemos, como de hecho está pasando, a través de una mirada construida en base a ciertas ideas y estatutos que fácilmente podríamos no compartir en el fondo o, que pudieran no encontrar en verdad asidero en la realidad. Es decir, pudiéramos estar concibiendo una percepción y una serie de convicciones sobre las cosas, que son totalmente falsas o que al menos han sido intencionalmente manipuladas. La manipulación de la verdad por parte de los medios existe, aún más, lo imagino con seguridad, si se trata de una obra artística, producto de un proceso de construcción que no tiene por qué tener compromisos con la tal "verdad" pues, pudiera Hollywood defenderse, el cine no se trata de mostrar la realidad, al menos no el de ficción que es el que caracteriza a la industria hollywoodense.

Lo cierto es lo factible en el hecho de que se observa en numerosas películas una intención por referirse a hechos que conciernen a la realidad y que en diversas oportunidades se trata de una realidad ajena al mundo de lo que llamamos comúnmente gringo, pero sería más apropiado decir anglosajón o angloparlante. Es en esos casos en los que quisiera que ahondemos pues son verdaderamente los que pueden resultar alarmantes si nos planteamos lo que hasta ahora he intentado exponer. Por lo demás sería insólito discurrir en las relaciones de Batman Begings o de Resident Evil con lo que llamamos realidad, y sin embargo, me retracto, totalmente descabellado no es. Por lo demás, en esos casos la pregunta sería por el contrario ¿Qué importancia tiene el plantearnos si lo que nos dicen mediante las películas es verdad o mentira, si tiene tangencia en la realidad o no la tiene?


Pensemos entonces en Hollywood relatando una historia que toque lo referente a un fenómeno que no le compete directamente a la cultura norteamericana: los narcocorridos. Empleo el ejemplo de los narcocorridos porque me parece que cumple con todos los requerimientos para ser considerado como algo que responde a una manifestación artística, pero sobre todo cultural, netamente de naturaleza exclusiva de una región particular y contrahegemónica, perteneciente a las sociedades mejicana y colombiana. Por otra parte, y es de suma relevancia mencionarlo, la figura del narcocorrido, como lo explica Carlos Valbuena Estebes en su estudio El cartel de los corridos prohibidos, es una expresión verdadera si no, verosímil de la realidad de los pueblos mejicanos y colombianos, es decir, es un reflejo fiel de lo local. Todo ello hace al narcocorrido, o más explícitamente al tema del narcotráfico, y en fin lo que se mueve alrededor del narcocorrido en estos países latinoamericanos, un ejemplo ideal para ilustrar ese fenómeno real o basado en la realidad al que Hollywood en tantas oportunidades se refiere, que escapa a su alcance cultural, por decirlo de alguna manera, y que simplemente suele no conocer con profundidad y objetividad. Es totalmente entendible, de hecho es obvio, que lo concerniente a lo local sea más conocido por la localidad, por quien está viviendo en verdad la realidad y la padece. Estamos hablando, sin ánimos de caer en juicios de valor, de pueblos familiarizados con la violencia social, acostumbrados a las falsas promesas de los líderes y mandatarios que están en el poder y que lo ejercen mal no cumpliendo con las demandas de la gente, pueblos en los que es propia tradicionalmente la sublevación, o al menos, el revuelo social. El narcocorrido es un reflejo, dice Valbuena, de todo ello, y lo más importante, no es un lamento de por sí. Esto es en lo que me quiero afincar, es un canto alegre más bien, aunque el término alegre puede no ser lo más apropiado, pero en todo caso no ven al narcotraficante como el villano de la historia como en efecto sucede y lo vemos en las producciones hollywoodenses, sino lo contrario; en el corrido prohibido, como también se le llama, es todo un héroe que se subleva ante la ley que desampara a los pobres, que es valiente, astuto y corajudo para burlar un sistema que no llena las necesidades más básicas de los pueblos. Es propio del narcocorrido, y tiene que ver con sus orígenes, según Valbuena, dar un lugar especial a la mujer que se convierte en líder, que con valentía y astucia también huye y hace burla de la ley. El reflexionar en esto resulta muy esclarecedor si tomamos en consideración al mismo tiempo lo que mencionaba sobre el narcocorrido que se trata de una manifestación de lo propio, de las preocupaciones, ilusiones y dichas propias de las sociedades también nombradas.


Podemos observar que entre esa masa sólida de filmes hollywoodenses que ha venido abarcando nuestras carteleras, están bastante presentes las que intentan acercarse a esta realidad pero que vemos, no lo logran o no tienen la intención de lograrlo, pues lo que muestran no tiene nada que ver con el panorama que pinta el corrido prohibido. En las películas reconocemos en el narcotraficante, la figura del hombre malo estereotipado que no le cuesta nada matar, que tiene espantosas intenciones, atenta contra la paz de los pueblos y termina vencido en fuerza y astucia por el héroe y salvador norteamericano que ha sido víctima de la violencia y el terror del narcotráfico o que ha caído en las redes del maligno juego de estar al margen de la buena y justa ley, que al final es la ley norteamericana. Entonces, precisamente lo que el mundo entero sabe o conoce de todo un fenómeno complejo y ambiguo es eso que un sólo agente, bajo un único punto de vista dice, por el control que ejerce, y con una ventaja al parecer insalvable, sobre el flujo de las ideas que circulan a través del cine a nivel global, que se erige en la actualidad como uno de los más poderosos medios de comunicación de las masas.


En ese sentido, un finlandés desde Helsinki, un egipcio desde El Cairo, un malasio desde Kuala Lumpur y un uruguayo desde Montevideo muy posiblemente tendrán el mismo concepto del narcotráfico, o más especialmente para nuestras causas, de la figura del narcotraficante. Se desconoce la perspectiva radicalmente diferente que posee una expresión local como lo es el corrido prohibido, que por su carácter de local debería estar más cercano a la realidad de los sucesos. Sin embargo, si a ver vamos lo que verdaderamente está en juego aquí es un asunto de ideas, no de hechos. Me atrevo a afirmar que más importante que el corroborar si la mirada subversiva del narcocorrido es más objetiva o no que la de Hollywood, está la necesidad de que se puedan dar a conocer todos los puntos de vista que existan alrededor de algo tan complejo como en efecto es una manifestación cultural. Observamos y comprobamos que en numerosas ocasiones la producción hollywoodense tergiversa nuestra realidad latinoamericana al momento de incluirnos en alguna de sus películas como pasó recientemente con el caso de la última de Indiana Jones en la que aparentemente se muestra un gran mezclote entre la cultura mejicana y la peruana cuando Jones va a Perú siguiendo las pistas de las líneas de Nazca y suena una ranchera o algo por el estilo, pero bueno es éste uno de esos casos en los que, podría decirse, no deberíamos tomar tan en serio esas cosas. Lo cierto es que siempre debemos tomarlo en serio porque en el plano de las ideas no existen películas reales o irreales. Las ideas son poderosas porque mueven acciones, el saber es un arma de las más peligrosas y el cine cumple con un enorme papel en todo ello en el contexto actual, diversos Estados alrededor del globo están invirtiendo grandes cantidades de dinero en la construcción y desarrollo de una industria cinematográfica que haga frente a la hegemonía hollywoodense. Esas iniciativas son necesarias, siempre hemos de perseguir la convivencia de más de una percepción de las cosas, porque lo contrario que es lo que efectivamente puede estar pasando con el cine en el mundo, es sencillamente peligroso.



Las perspectivas de las producciones de Hollywood son fácilmente asumidas, a nivel global, como verdaderas. Estamos viendo el mundo a través de los lentes del cine de Norteamérica. Los jóvenes, por poner un ejemplo paradigmático o que considero ideal, están construyendo toda una concepción de las cosas a través de lo que perciben de la experiencia con las películas, están cosechando sus gustos e ilusiones a partir de ello, y proyectando sus vidas en función de las ideas que aterrizan, a través de los ojos y los oídos, en la mente provenientes de las imágenes encerradas en el televisor o en la pantalla de la sala de cine. Es prudente hacer algo al respecto, sin embargo sería equivocado depositar la responsabilidad de todo este inmenso y agudo asunto sola y exclusivamente en este supuesto monstruo oscuro, espantoso y maligno de Hollywood, como de manera muy fácil e ingenua, además de erronea, pudiéramos estarlo tomando.


¿Crees que las películas deberían tener un compromiso con la realidad de lo que plantean? Si tu respuesta es afirmativa, argumenta la razón de tu opinión.
¿Crees ciegamente en todo lo que vez en las películas? ¿Por qué?
¿Sabías sobre el narcocorrido antes de leer este texto? Si tu respuesta es negativa, ¿A qué crees que se debe ello?

Referentes:
http://www.josdeputa.com/codigo/musica/20041110_narcocorridos.shtml
http://www.narco-corridos.org/